Basalto - Energía natural al servicio de la agricultura - Paramagnetismo

El basalto es una roca volcánica que se encuentra debajo del manto terrestre. Según quienes lo usan, esta roca tiene propiedades que afectan el paramagnetismo del suelo y, por ende, la microfauna.

El basalto contiene oligoelementos que brindan vitaminas a los microorganismos del suelo, como es el caso del cobalto. La sílice presente en esta roca aumenta la resistencia de las plantas frente a los bioagresores y la sequía. "Con la adición de basalto, podemos revitalizar la fauna del suelo", explica Claire Boisleux, agricultora y empresaria de trabajos agrícolas.

Una roca con propiedades paramagnéticas "Al añadir basalto a la tierra, nuestro objetivo principal es actuar sobre el suelo en lugar de las plantas", aclara Claire Boisleux. Esta roca volcánica contiene partículas paramagnéticas que ayudan a la vida del suelo a desarrollarse. "Cuanto más paramagnético es un suelo, más vida hay", afirma. "Cada organismo del suelo establece su rol gracias a este fenómeno que lo orienta y mantiene vivo". Este paramagnetismo también afecta la capacidad del suelo para retener agua y, por lo tanto, su fertilidad. "A menos que ocurran imprevistos específicos, cuanto más fértil es un suelo, más productiva es la cosecha. En realidad, todo está conectado".

Cada suelo reacciona de manera diferente a un campo magnético. Esta capacidad se mide con un dispositivo llamado PCSM (Phil Callahan Soil Meter), nombrado en honor a su inventor. El número obtenido indica el poder de movimiento de los elementos en el suelo. Se expresa en centímetros gramos/segundo (CGS).

Cuanto mayor es el número, más elementos móviles tienen disponibles los microorganismos del suelo para alimentarse y desarrollarse. "Cada suelo contiene su propio paramagnetismo", explica la agricultora. "Contribuye a la productividad de las cosechas. Este paramagnetismo debe ser mantenido para que el suelo pueda, a largo plazo, producir con menos insumos".

Efectos visibles en el suelo después de varios años de aportes La dosis de basalto que se añade al suelo depende de varios parámetros. El agricultor debe analizar el paramagnetismo de su suelo y del basalto a distribuir.

Dependiendo de su origen, el basalto puede ser más o menos cargado. Por ejemplo, un basalto que dosifica a más de 3.000 CGS se esparcirá entre 400 y 600 kg/ha/año, dependiendo del paramagnetismo del suelo considerado. Sin embargo, es importante tener cuidado con la cantidad de sílice que esto representa. En concentraciones demasiado altas, actúa como una lupa, especialmente en un suelo desnudo, y puede quemar los microorganismos.

"Lo ideal es añadirlo sobre vegetación o siembra de cobertura. La temperatura del suelo debe ser de al menos 12 °C para activar la vida del suelo y evitar que entre en latencia", aconseja Claire Boisleux. Como la vida del suelo se concentra en los primeros centímetros, el enterramiento del basalto no es relevante. Los microorganismos son capaces de capturar rápidamente los elementos de la roca. "Para evitar pérdidas y dinamizar la vida del suelo desde el momento de la dispersión, aplicamos el basalto y los microorganismos simultáneamente para estimular la vida ya presente en el suelo. Los efectos del polvo de basalto son visibles después de siete a diez años. No debemos esperar un resultado visible de inmediato".

Valor paramagnético de un suelo: De acuerdo con la investigación del Dr. Callahan, un suelo se considera:

  • Pobre de 0 a +100 CGS
  • Bueno de +100 a +300 CGS
  • Muy bueno de +300 a +700 CGS
  • Superior de +700 a +1200 CGS
  • Roca volcánica más allá de +1200 CGS.

Este artículo se basa en información extraída de la revista francesa Cultivar.fr. Para obtener más detalles y explorar la fuente original, por favor visite su página web. https://www.cultivar.fr/technique/les-micro-organismes-ne-perdent-plus-le-nord-avec-le-basalte

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