En el caso específico del cultivo de tomateras, el carbonato de calcio es un insumo agrícola importante ya que ayuda a corregir la acidez del suelo y promueve un pH óptimo para el crecimiento de las plantas. La mayoría de las tomateras crecen mejor en un rango de pH entre 6.0 y 7.0. Si el pH del suelo es demasiado ácido (por debajo de 6.0), las tomateras pueden experimentar deficiencias de nutrientes como el calcio y el magnesio, y el crecimiento y rendimiento de las plantas pueden verse afectados.